Queridos y queridas,
El tiempo se detuvo para nosotros hace más de un año y vivimos desde
entonces dentro de un paréntesis en el que hemos tenido que refugiarnos para
cumplir con un sueño y un deber.
Ambas tareas son tan inconmensurables, tan absolutamente
imprescindibles y requieren ambas de una perfección tan exquisita que hemos
tenido que dejar de lado costumbres tan enraizadas en nuestras vidas, tan
queridas y tan importantes como leer por placer, correr, estar al tanto de
todos los horrores que se cuecen en el mundo y asistir a las sesiones del Club
de Lectura Tres con Libros.
Lamentamos esta vez, encima, no haber leído siquiera un libro que
además caza a la perfección con nuestro “estilo” y con esa necesidad que
tenemos siempre de encontrar autores que se conviertan en “amigos instantáneos”
como califica Jorge Hernández de El País a Nir Baram y como seguramente lo
hubiésemos calificado nosotros de haberlo leído.
He dejado la tesis de lado por una hora para “Googlear” a Nir Baram y
otra media hora adicional para hacerme con sus libros, de quienes ahora me
separan las oficinas de correos de Londres y Bremen y el tiempo que me faltará
para leerlos. No obstante, tengo la intuición de que Purple Love Story,
The Remaker of Dreams, Las Buenas Personas y La Sombra del Mundo serán de
esos libros que hacen historia en esta casa en la que nos sentamos a la mesa,
con un niño de un año y hablamos sobre los horrores de Crimea, las energías
renovables y la integración del Islam en Europa, mientras Leo nos mira como
preguntándose de qué va exactamente este mundo en el que le ha tocado vivir y
por qué nos rasgamos las vestiduras cuando escuchamos ciertos nombres propios y
lamentamos ciertas conductas más propias de las bestias que de las personas.
De modo que os felicitamos y envidiamos por poder estar ahí, por poder
leer este libro que con toda seguridad es una joya, una joya más de nuestro
Club de Lectura y os mandamos un enorme abrazo a todos y una ovación de pie a
Olga y Mari Carmen por el esfuerzo y el cariño que ponen en cada sesión y en
cada libro pero sobre todo, porque son un ejemplo de dedicación y de auténtica
pasión por lo que hacen.
Si el 1% de la población mundial pusiera el corazón en lo que hace, como
lo ponéis vosotras, otro gallo cantaría y otro sería el mundo que tengamos que
interpretar para Leo.
Un millón de gracias!
Juanma y Vero
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