
UN CARVALHO A LA MEDIDA DE CARLOS ZANÓN
La
nueva novela de Carlos Zenón, Carvalho.
Problemas de identidad, ha satisfecho plenamente a la mayor parte de los
lectores del club, seguidores de la narrativa del autor de novela negra desde
prácticamente sus primeras publicaciones. Así se puso de manifiesto en la
sesión de lectura, compartida en parte con Jesús Lens mediante
videoconferencia, que desgranó algunas claves literarias y extraliterarias para
el disfrute de la obra.
La
novela fue acogida, sin embargo, con ciertas reservas, al saberse de antemano
que el escritor daría nueva vida al personaje de Manuel Vázquez Montalbán, Pepe
Carvalho, con el beneplácito de los herederos del autor y bajo el sello de
Planeta. Y son precisamente los dos más complicados escollos a salvar, aquellos
que Zanón supera de una manera tan inteligente como eficaz: soslayándolos. Porque
escribir en la estela de Manuel Vázquez Montalbán, escritor ya cristalizado en
la memoria de sus lectores, y además, dar continuidad a un personaje de la
talla de Pepe Carvalho, bien puede convertirse en una actividad de riesgo
(literariamente hablando) si no se cuenta con la estrategia adecuada. Pero ni el
estilo desplegado por el escritor tiene
que ver con el de Vázquez Montalbán, ni el personaje mantiene rasgos comunes con
el que supuestamente le habría de servir de inspiración. La escritura de Zanón nos
vuelve a sorprender en cada página de la narrativa, en cada línea. Mediante la
combinación rítmica, musical, de sus palabras (como señaló una lectora), va
articulándose una trama que, salvo los primeros capítulos, se desarrolla de forma
lineal. Las calles de Barcelona, con los
problemas derivados por el turismo de masas, la atmósfera de los garitos, los
interiores sórdidos o lujosos, junto con personajes modelados por el espacio
que habitan, pretendidamente tópicos o previsibles, prostitutas, delincuentes
comunes, marginados, drogadictos, políticos, componen y discurren en una trama
que parece puesta al servicio del lenguaje y no al revés.
El
Carvalho de Zanón, por otro lado, participa de muchas características de los
personajes principales de sus anteriores novelas, y diverge del personaje de
Vázquez Montalbán. Carvalho, como el protagonista de su última obra Taxi, es un personaje que da la
impresión de venir de vuelta de todo, deteriorado físicamente, escéptico,
atormentado a veces, crepuscular en suma, aunque capaz de manifestar empatía en
determinadas situaciones. Personaje central cuyo nombre encontramos en el
título de la novela, según parece que por imposición editorial, es a la vez
narrador. Aunque a lo largo del relato, la voz del personaje principal confluye
con la de otros personajes, no nos hallamos estrictamente ante una novela
polifónica, pues tras la voz de cada instancia narrativa es evidente, en cada
una de ellas, el inconfundible estilo del autor, Carlos Zanón, que vuelca su
visión del mundo y la experiencia vital, tamizada por la literatura, en la
cosmovisión de sus personajes.
Carlos Zanón no renuncia a su estilo en aras de una
mayor comercialidad, al dotar al personaje Pepe Carvalho de una nueva
personalidad que no evoca al Carvalho original. De igual modo ha reservado un
lugar en la ficción para el autor Vázquez Montalbán, nombrado como el Escritor
y con quien el personaje mantiene relación, consiguiéndose de esa forma un
efecto distancia entre el nuevo Carvalho y el viejo, esta vez en el plano de la
creación, que viene a sumarse al producido en la confrontación de ambos
personajes, el de Montalbán y el de Zanón. Y llegados a este punto, toca decir
que hubiera sido indiferente que el personaje de Zanón respondiese al nombre de
Carvalho, y que probablemente para nada se hubiera modificado el sentido de la
novela de haber tenido otro nombre. Eso sí, la supervivencia de personajes más
allá de la actividad de su creador, por obra de otros autores o medios
creativos, es algo usual tradicionalmente tanto en literatura como en cine, y
huelga mencionar ejemplos de sobra conocidos. Lo importante para el lector de
Carlos Zanón, más allá de intereses o estrategias comerciales propias del mundo
editorial, es que se siente implicado en la lectura, que el autor sigue fiel a
su estilo y no decepciona, al desarrollar una trama en el contexto estilístico
propio de la novela negra en que el novelista sabe desenvolverse tan
eficazmente.
Como siempre, Fidel Pernía elaboró un pan exclusivo
para la ocasión, en este caso con el nombre de “Falta de identidad propia”, resultado
de una mezcla de pan multicereal con melocotón. En palabras de Fidel, el sabor
del pan pierde su identidad al ser simultáneamente seco y cálido, de modo que
llega a provocar en la imaginación, al saborearlo, sentimientos de angustia por
un lado, y por otro, de frescura y jugosidad, e incita en su conjunto a la
alegría y a seguir “en la onda de la
juventud”, a pesar de sentir su inevitable distancia.
Federico Ruiz Rubio.
Miembro de Tres con Libros.
1 comentario:
Es una gran obra. Me parece un absoluto acierto que haya aceptado el reto. Entrañaba sus riesgos pero las variables rentabilidad y riesgo siempre van directamente asociadas. Cierto que podría haber salido mal la jugada pero me alegro de que no haya sido así. En todo caso, es un libro de Zanón. Tiene un estilo muy definido y, tras haberme leído toda su obra narrativa y la obra poética que está disponible, me queda claro que es un libro de Zanón con el personaje de Carvalho. Recupera personajes de otras obras, como Max, y como ya hiciera en el Thunders mencionando a los Dalmau.
Me ha gustado mucho. Lo recomiendo. Y me gustaría que escribiera otro. Dos Carvalhos mejor que uno, porque hay cosas que no han quedado muy cerradas, en mi opinión.
Parece que Zanón se lo pasa bien por el Sur. Me alegro.
Saludos.
Silvia.
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