Patricia Almarcegui, autora de Escuchar Irán (Fundación Newclastle), es una escritora conocida en nuestro club
de lectura. En otra ocasión compartimos su novela El pintor y la viajera (Ediciones B),
y entonces, como ahora, tuvimos oportunidad de conversar con ella. Escuchar
Irán es un libro de viajes, resultado de la reelaboración de dos diarios
correspondientes al viaje de siete semanas que la escritora realizó en
solitario al país musulmán. La presentación del libro tuvo lugar en el contexto
de un ciclo dedicado al cine iraní, previa a la proyección de la película Nahid, de Ida Panahanded, y en el
conjunto de actos que la Fundación ha dedicado a Irán.
Durante la sesión de lectura, la autora participó,
esta vez mediante videoconferencia, explicando aspectos de su obra y
respondiendo a las preguntas de los lectores. Su intervención, que ocupó buena
parte de la sesión, enriqueció el debate sobre el libro,
tanto por complementar o aclarar determinados puntos de vista de los
participantes como por sus
aportaciones de primera mano al ser conocedora del país por haberlo visitado
varias veces. Todo ello unido a sus dotes de comunicadora.
Existió una cierta unanimidad en destacar que la
lectura de la obra supone un estímulo para conocer y descubrir Irán, un territorio
del que se tiene noticias a través de los medios de comunicación, pero que
resulta desconocido en su realidad, tales son los tópicos que condicionan
nuestro punto de vista sobre este país en particular y, en general, sobre el
mundo árabe.
La nitidez con que se diferencian en el libro los
espacios públicos y privados respecto a la situación de la mujer, es otro
aspecto que se resaltó en el debate. En este sentido, y como elemento de
reflexión, resulta esclarecedora la producción de Robert Cahen, Sanaa, passages
en noir (2007), citada en el texto, y que fue comentada por algunas
lectoras. En este orden de cosas, fue objeto de controversia el plantear si los
condicionantes que sufre la mujer musulmana en el espacio público, y que
constriñen su libertad, son semejantes cualitativamente a las limitaciones que soporta
la mujer en occidente. Existen lugares y situaciones, independientemente de la
geografía, en que la mujer no puede desenvolverse libremente, aunque, según
otras opiniones, es indudable, a pesar del camino que aún queda por recorrer,
que se han producido importantes avances. En este sentido, la autora afirmó
durante su intervención que, en cuanto a los condicionantes sociales, reconoce
su diferencia y también superioridad respecto de las mujeres iraníes,
consecuencia de su entorno cultural occidental.
Se le preguntó cómo había concebido su viaje al
país, si como colonizadora o como huésped, a tenor de dos actitudes que los
viajeros pueden manifestar al visitar ciertos lugares que muestran un marcado contraste
cultural en relación con el de origen. Ante esta cuestión, que se le formuló
unida a cómo entendía ella la diferencia entre mirar y ver al enfrentarse a una
realidad diferente, justificó Almarcegui su decisión de no comentar lo que se
ve. Según la autora, los viajeros han opinado excesivamente en sus viajes y, a
pesar de constatar aspectos de la vida iraní, su decisión fue, al sentirse
huésped en Irán, "mirar con los ojos muy abiertos", además de
escuchar, en referencia al título de su libro.
Mapa elaborado por Marisa March. |
Cuestiones relativas a las inquietudes de la
población y a la rica vida cultural existente en el país, con referencia explícita
a los fondos del Museo de Arte Contemporáneo de Teherán, fueron objeto de
varias intervenciones. En este sentido, la autora combatió la idea
estereotipada del supuesto retraso de la sociedad iraní respecto a los países
occidentales. Afirmó que la imagen de Irán que ofrecen los medios de
comunicación en absoluto se corresponde con la realidad. Para explicar la
realidad iraní, tal como ella la entiende, recurrió al concepto unamuniano de
intrahistoria, la corriente vital y subterránea formada por la actividad
cotidiana del inmenso conjunto de hombres y mujeres sin historia, que no la
protagonizan pero hacen posible sus cambios, su dinámica. Esto ya es visible en
Irán, según Almarcegui. A pesar de las restricciones a la libertad, tal como
nosotros la concebimos, a pesar de la violación de los derechos humanos, de la
situación de la mujer, la población iraní vive con intensidad su propia vida
con formas de diversión e interacción social parecidas a las nuestras, y relativamente
al margen de la ideología oficial. De hecho, pronostica un cambio en las
estructuras sociales y de poder en próximas generaciones, en el contexto de las
transformaciones que emergieron a raíz de la primavera árabe, aunque dicho
cambio tardará en llegar. En este aspecto, y como referencia, se citaron
películas recientes, tales como Taxi
Teherán, de Jafar Panahi, la ya mencionada Nahid, de Ida Panahanded, y la recién oscarizada El viajante, de Asghar Farhadi. En todas
ellas se percibe la vida cotidiana de la gente y su diversidad, con sus
inquietudes y contradicciones, el retrato de una sociedad, la iraní, que nos
resulta próxima.
Se destacaron ciertos rasgos de estilo periodístico
en la escritura, como el uso de oraciones cortas, tiempos verbales en presente
y léxico común. Así mismo, se pusieron de manifiesto valores descriptivos y
plásticos referentes a la arquitectura y a las peculiaridades del paisaje
iraní, a las ciudades, como Isfahan o Shiraz, a los colores y a la poesía. En
este sentido, llamó la atención el amor del pueblo iraní por la poesía, la
lectura de poemas en la tumba del poeta Hafez por parte de los visitantes al
lugar, y las alusiones a Jayyam. El contacto con culturas diferentes provoca
que nuestra mirada recobre frescura e incluso nos haga modificar los puntos de
vista sobre el propio lugar a nuestro regreso.
Pero no todos los aspectos del libro resultaron del
agrado de los lectores. La edición de Newcastle recibió críticas, tanto por su
formato, que hace incómoda la lectura, como por la ausencia de material
gráfico, tales como ilustraciones y, sobre todo, mapas, que hubieran
enriquecido la publicación.
Por otro lado, llamó la atención el hecho de que no
aparezca representada la realidad sociopolítica de Irán, la vulneración de los
derechos humanos, la censura, las consecuencias de un estado teocrático, aspectos
menos amables sobre los que la autora en ningún momento manifestó su opinión en
el libro, su crítica o censura. No obstante, tras haber escuchado a la
escritora, se hace evidente que es el texto que ella ha decidido hacer. También
se hubiera deseado una exposición de la cultura iraní a mayor profundidad.
Respecto a la estructura de la obra, se apuntó a
que el producto inicial, los diarios, debería haberse sometido a una
elaboración más completa. Los materiales que la componen, el contenido
narrativo de los diarios, las digresiones sobre aspectos de la cultura o arte
iraníes, junto con la intensidad con que se expresan ciertas emociones y
sentimientos, forman un conjunto que, a juicio de parte de los lectores,
hubiera necesitado un mayor ensamblaje.
En conclusión, Escuchar Irán se ha valorado como una obra estimulante en
cuanto introducción al viaje a ese país, con información sobre lugares, costumbres,
hábitos, usos sociales y características de la población, de modo que suscita
el interés por conocer Irán. Sin embargo, no ha satisfecho las
expectativas desde el punto de vista literario, tanto en que se ha echado en
falta una mayor reflexión y profundización en la cultura iraní, así como una
organización textual más elaborada.
Y mientras transcurría la tarde de primavera, entre
conversaciones e intercambios de puntos de vista, saboreamos, una vez más, el
pan con que Fidel Pernía nos deleitó. Estaba compuesto sobre una base redonda
de pan de lima, limón, hierbabuena y cinco pimientas, con un relleno de queso
gorgonzola y ciruelas. Según Fidel nos explica, aparecen simbólicamente figurados
el país, en la base de pan, y el viajero, en el relleno. El molde cerrado en
que se hornea representa así mismo una sociedad cerrada, y el calor del horno
es un intento de fusión de todos los elementos que componen el pan. Esa fusión,
como es notorio en el resultado, no llega a darse. Pero, en el producto, sí
existe una transformación de los elementos que componen el pan, en cuanto que,
sin perder su identidad, adquieren nuevos matices de sabor.
Federico Ruiz, miembro de Tres con libros
5 comentarios:
Como siempre un estupendo resumen.Y ahora disfrutando de la lectura de Camus. Me quedo con una frase: "Todo hombre es el primer hombre".
Guadalupe Caramés
Muchas gracias Guadalupe. Federico hace un resumen perfecto de lo que vivimos en nuestras sesiones del club de lectura. Menudo fichaje tiene el blog.
Un abrazo,
Felicidades Federico por tu magnífico resumen de la sesión última sobre el libro de P Almarcegui. Creo que no falta ni sobra nada de lo que allí se comentó, y además magníficamente expresado. Una estupenda síntesis que ayuda aún más a madurar y completar la visión unilateral de cada miembro con la suma de la de los demás , y además en este caso ,con la intervención por Skype de la propia autora.
Mil gracias! Que nivelazo va cogiendo el club
M Jose Gallardo
Gracias por los comentarios. Las sesiones son ricas en contenido porque las intervenciones aportan análisis, interpretaciones personales y matices sobre los textos que leemos. Es verdad que la clave está en compartir la lectura, y es un acierto que se expresen sin excepción todas las opiniones de quienes participan en las reuniones. La riqueza está en el conjunto. La intervención por videoconferencia de autores o editores, otro aspecto que enriquece y complementa los encuentros.
Federico Ruiz
Gracias a los compañeros y compañeras que componemos este club de lectura y que me hacen ver en cada sesión aspectos nuevos del mismo libro que acabamos de leer todas y todos y que hacen que muchas veces, me lo vuelva a releer para descubrir esos nuevos aspectos y matices. Por supuesto a nuestra querida Olga, promotora de este magnifico club de lectura, tan bien recogido y expresado por sesiones, por nuestro amable y servicial compañero Federico.
Quiero aprovechar para recomendar un libro que casualmente estaba leyendo a la vez que el de esta sesión "Escuchar Irán" de Patricia Almarcegui; se trata de la novela de Yasmin Crowther "La cocina del Azafrán" que transcurre entre Inglaterra e Irán, que ha hecho que me haga aún una idea mas nítida sobre lo que significa ser mujer en este país de Oriente Medio, y sobre su atractivo paisaje tanto natural como monumental. Lola
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